Es admirable haber muerto, cuando ha caído en vanguardia
un hombre valiente peleando en bien de la patria…
Jóvenes,
hala, luchad con firmeza, hombro con hombro,
no
empecéis la infame huida ni el miedo,
haceos,
dentro del pecho, el ánimo grande y robusto,
no
penséis en la vida peleando en el frente…
Hala,
estad firmes, abrid bien las piernas, clavad en el suelo
ambos
pies, y morded con los dientes el labio…
la
masa de los guerreros no os dé temor ni reparo, con su escudo diríjase al
frente el varón
y
estime a la Vida enemiga y las negras keres de Muerte
caras
le sean como los rayos del sol…[1]
Tirteo
(s. VII a.C.)
Dulce et decorum est pro patria mori
Horacio 65-8 a.C.
Hace algunos días me topé con Johnny cogió su fusil y, debo aceptar, que tuve que ver la película en dos o tres sesiones, pues no soporté los primeros treinta o cuarenta minutos que resultan bastante tristes y desoladores. Comentando la cinta con varios alumnos y compañeros, me impactó la solución que todos daban al problema ético planteado en la película: ¡matar a ese pedazo de carne! Pero la salida fácil no siempre es la correcta, pues arrostrar las dificultades requiere valentía.
Lo que presentamos aquí es una análisis ético de lo que, a mi parecer, es el curso de acción óptimo. Para tal efecto utilizamos un lenguaje principalmente filosófico y científico con argumentos apodícticos y dialécticos y partimos de la premisa de que Johnny manifestó racionalidad y logró comunicarse con otros seres humanos para manifestar su voluntad.
En tales consideraciones, hemos dividido nuestra entrada en dos grandes rubros, el primero de ellos es una especie de prolegómeno y crítica al acondicionamiento social en materia de guerra y la falta de abstracción de los sujetos implicados; la segunda parte inicia con una breve descripción del caso presentado en la película que tendrá como teleología llevar al lector a través de un proceso deliberativo que presentará el curso de acción que consideramos óptimo.
Platón
en su libro III de la República señala como conveniente suprimir las
lamentaciones y añoranzas que se ponen en manos de los poetas y que pretenden
realizar una apología de la vida. Aristocles es tajante y señala que se debe
privar a los hombres ilustres de lágrimas
y gemidos, dejando éstos a las mujeres, y aun eso a las más débiles, así como a
los hombres de carácter afeminado, puesto que queremos que aquellos que
destinemos a la custodia de nuestro Estado se ruboricen de semejantes
debilidades.[2]
Luego
entonces, el deber de la República es acondicionar a sus guerreros para que
coman opíparamente del banquete espartano y olviden los platillos de los Sibaritas,[3]
pues éstos últimos hacen languidecer la temeridad y vuelven al hombre afeminado.
La gran ironía postmoderna surge cuando los soldados se en encuentran tan
ensimismados en su acondicionamiento luchando por la patria, la democracia y la
libertad creen que así lo han decidido libremente cuando la realidad indica que
su voluntad ha sido soslayada a través de diversos factores externos.
En
esas consideraciones y siguiendo los concepto sobre sabiduría y felicidad
socrático y aristotélico, respectivamente, los soldados que no son autoconscientes de su propia
esencia, al no examinar su propia vida por no considerar las causas y
consecuencias de sus actos y peor aún, al actuar con una voluntad viciada desde
fuera no pueden considerarse libres de elegir qué es mejor para ellos, no viven
verdaderamente.[4]
Ante
esta perspectiva de seres ensimismados y que no analizan su propia vida, cabe
preguntarnos qué pasaría si dichos sujetos son envueltos en una colisión de
valores tales como la eutanasia y la vida, donde evidentemente necesitaremos de
la argumentación jurídica y de la
deliberación moral para obtener una resolución que acate la phronesis
aristotélica.[5]
En ese sentido, consideramos idóneo acudir a la distinción entre reglas y principios
donde ALEXY nos señala que las reglas
son normas que, cuando se cumple el tipo de hecho, ordenan una consecuencia
jurídica definitiva, es decir, cuando se cumplen determinadas condiciones,
ordenan, prohíben o permiten algo
definitivamente o autorizan definitivamente hacer algo. Por lo tanto pueden ser
llamadas “mandatos definitivos”. Su forma de aplicación característica es la
subsunción. En cambio, los principios son mandatos de optimización. En tanto
tales, son normas que ordenan que algo se realice en la mayor medida posible según
las posibilidades fácticas y jurídicas. Esto significa que pueden ser
realizados en diferente grado y que la medida de su realización depende no solo
de las posibilidades fácticas sino también jurídicas. Las posibilidades jurídicas de la
realización de un principio están determinadas esencialmente, a más de por las
reglas, por los principios opuestos. Esto significa que los principios dependen
de y requieren ponderación. La ponderación es la forma característica de la
aplicación de principios.[6]
Ahora
bien, recordemos que la única diferencia entre una colisión de principios[7] y
valores[8]
consiste en que los primeros son cuestiones de lo que es debido de manera
definitiva, mientras que en la solución a una colisión entre valores responde a
qué es mejor de manera definitiva, pero haciendo énfasis en que la ponderación
no es jerarquización, donde las tragedias de principios no están permitidas
De
igual forma resulta razonable categorizar y clasificar los principios propios
de la ética de mínimos (no maleficencia y justicia, como propias del Sistema
Jurídico) y los de la ética de máximos (beneficencia y autonomía como propios
de la Moral)[9],
en tal sentido, si encontramos, prima faccie una colisión entre principios
debemos partir del supuesto que tienen la misma jerarquía normativa y que su
ponderación y gradación dependerá del caso concreto que, bajo ningún supuesto
convertirán el caso en regla.
ANÁLISIS ÉTICO.
Para
tal efecto seguiremos el modelo establecido por Diego Gracia para el proceso
deliberativo y encontrar los cursos de acción intermedios y el que a nuestra
consideración resulta óptimo para el
problema que se nos plantea, con lo que nuestra deliberación prudente pretende
llegar a endoxa o al término medio:
1.-
Presentación del caso: Johnny got his gun es una película
atípica para la complejidad de propaganda a favor de la guerra existente en las
producciones contemporáneas que promueven simbólicamente el ideal Platónico: el
héroe que se arriesga, el que arrostra las dificultades con valentía e inclusive
con temeridad, el que está dispuesto a arriesgar su vida por la patria, el que
a pesar de sus adversidades y limitaciones para enfrentar a un grupo de
enemigos que lo superan en número y
logística, es capaz de derrotar gracias al tesón que lo hace casi divino. Sin
embargo, la película de Johnny no tiene absolutamente nada de eso, pues muestra
las consecuencias que puede llegar a tener un conflicto armado en un individuo.
Johnny,
acondicionado por factores externos, considera que la guerra es buena porque
hace hombres a los hombres y le permiten defender a su patria y a la
democracia. En esas consideraciones, se enlista en el ejército sólo para ser
víctima de una bomba que lo dejará total y absolutamente lisiado de por vida y
en las manos de médicos militares que lo mantendrán vivo como un experimento.
Después
de un largo letargo Johnny despierta para darse cuenta, paulatinamente, que ha
perdido su brazo izquierdo, su brazo derecho, las dos piernas, el sentido del
oído, sus ojos, la nariz, la boca, la mandíbula, los dientes y la lengua… en
pocas palabras, que ya no ve, que ya no huele, que ya no escucha, que ya no puede
degustar, es decir, que es un pedazo de carne vivo que tiene por cara un gran
hueco que sólo utiliza el sentido del tacto;[10]
así, encerrado en sus propios pensamientos, indefenso e incapaz de comunicarse
por algún medio con el mundo exterior, Johnny intenta mantener la calma y
autocontrolarse.
Es
importante recalcar que Johnny no ha muerto porque se procuré favorecer la
vida, por el contrario, es utilizado como experimento para mejorar la medicina
militar.
De
ahí en adelante nuestro personaje tratará de recuperar el control del tiempo,
disfrutará de las cosas simples de la vida como el calor del sol y la compañía
de algunas enfermeras, que intentarán darle un trato humanitario a “ese pedazo
de carne” olvidado en un cuarto de aseo.
El
problema ético surge cuando, Johnny es capaz de comunicarse con el mundo
exterior a través de clave morse y, metafóricamente, regresa al mundo de los
hombres: solicita encarecidamente que se le permita sentir el aire, el
abrazo del sol y ser visto por muchas personas, pues quiere utilizar el
único sentido que le permite explorar un mundo sensible… el tacto.
Tal
cuestión no es del agrado de los militares y se le comunica que se hará lo
posible por atender su solicitud pero que en ese momento no es posible; de esta
forma Johnny se da cuenta de que no quieren y no lo dejarán salir de su
encierro, por lo que simple y llanamente pide que lo maten.
Es
aquí donde surge el problema ético entre la eutanasia y mantener con vida a
alguien que por sus condiciones físicas no puede, en términos aristotélicos, vivir bien.
2.- Discusión de los hechos o
circunstancias, de igual forma
que la presentación del caso ya ha sido referida por lo que nos limitaremos a
hacer algunas especificaciones:
a) La teleología de
salvar a Jhonny no fue proteger su vida sino de utilizarlo como un medio para
la investigación médica militar;[11]
b) Se cree que si Johnny
ha perdido parte de su cerebro, entonces mantienen con vida a un pedazo de carne;[12]
c) Durante gran
parte del desarrollo de la Historia Johnny es incapaz de comunicarse con el
mundo exterior, pues no había algún lenguaje con el cual manifestar su
pensamiento.
d) Johnny mantiene
intacta su racionalidad y poco a poco fue consciente de las limitaciones
físicas que le impedían vivir bien en términos Aristotélicos.
e)
La dignidad
física de Johnny es limitada;
f) La dignidad
ontológica, nos dice que Johnny sigue
siendo persona, pues demuestra racionalidad y capacidad de comunicación con el
mundo exterior. Dicho en mejor expresión,
Johnny sigue siendo una sustancia individual de naturaleza racional. [13]
g) Johnny sólo puede
vivir bien a través de su sentido del tacto y no puede obrar bien, se encuentra
a merced de las decisiones de otros.
3.-
Identificación de los problemas morales
que representa: el principal problema a dilucidar gira en torno a
determinar si es prudente o no mantener con vida a Johnny considerando las
limitaciones extremas que le impiden vivir bien y con ello ser feliz plenamente
así como el carente trato humano que le es dado por las personas encargadas de
tomar decisiones sobre él. Dicho en
otras palabras si es justa o no la eutanasia y con ello, si caemos
irremediablemente en una tragedia valorativa propia de las obras griegas.
4.-
Elección del problema moral que me
preocupa y quiero analizar: Determinar si es prudente mantener con vida o
matar a Johnny.
5.- Identificación de los valores en
conflicto: Mantener con vida
a Johnny o practicar la eutanasia. Lo que se podría reducirse a un problema de
ética de mínimos y máximos como una confrontación entre el principio de no
maleficencia y beneficencia, aunque las posturas podrían encontrarse al
encuadrar la eutanasia en uno u otro valor.
6.-
Identificación de los cursos extremos de
acción:
a)
Matar a Johnny
b)
Dejar vivo a
Johnny, encerrado en una habitación oscura y abandonado
7.-
Búsqueda de los cursos intermedios de
acción:
a)
Permitir que
Johnny sea visto por otros seres humanos y permitir que el sol, el aire y demás
elementos naturales toquen su cuerpo, lo que le daría cierto grado de felicidad[14]
al explotar el único sentido del que aún goza.
b)
Permitir que Johnny
sea visto por las mismas personas de siempre con la salvedad de que se le saque
de su habitación para tener contacto con elementos de la naturaleza que mitigan
las limitantes de su vida.
c)
Permitir que
Johnny tenga contacto con las enfermas que siempre ha visto
d)
Dejar a Johnny
sin la compañía de las enfermeras que lo tratan dignamente
8.- Análisis del curso de acción
óptimo: Lo ideal, en palabras de Johnny[15]
que ha encontrado un modo de comunicarse con el mundo exterior, es que se le
mantenga con vida, que se le permita salir, ser visto por otros seres humanos,
tener convivencia con ellos, sentir el sol, el calor, el frío y demás elementos
que le han sido limitado en una habitación a la que a veces no le entra ni el
sol. Johnny quiere y tiene ganas de vivir siempre y cuando se le trate como ser
humano y no como un pedazo de carne.
9.- Decisión final: Si se ha decidido mantener con vida a Johnny
para permitir ciertos avances en la técnica y ciencia médica militar, lo
plausible habría sido darle ciertos satisfactores que le permitieran hacer más
llevadera su vida, pues si ha manifestado racionalidad y capacidad de expresión
para ser entendido por otros y con ello su voluntad, en nada afectaría las
investigaciones que se le diera un trato digno y humano. Si no es permitido que
sea visto por otros seres humanos, bien podría permitirse que se le sacara a la
luz para sentir directamente los rayos del sol, el aire corriendo por lo que
queda de su cuerpo y otros elementos naturales. Johnny sólo tiene contacto con
el mundo sensible a través del tacto y quiere explotarlo al máximo, sentir las
vibraciones, los rayos del sol, el toque del viento y otras tantas cosas que le
permitan sentirse vivo.
10.-
Comprobación de la consistencia de la
decisión tomada:
a) De legalidad, la eutanasia como tal no está
permitida en nuestro país y si se ha decidido mantener con vida a Johnny lo
prudente es darle un trato digno que le permita “tocar” el mundo exterior;
b) De publicidad, si Johnny ha manifestado su
racionalidad a través de dos opciones contrapuestas (vivir entre los demás o
matarlo), es claro que su anhelo es disfrutar de su sentido del tacto y de la
compañía de otros seres humanos, por lo que la decisión puede hacerse pública.
c) De temporalidad, la decisión es clara,
mantener vivo a Johnny mientras él encuentre cierto goce en sentir la compañía
de otros seres humanos y tocar el mundo exterior, si le limitan tales
circunstancias, entonces no se le trata dignamente.
ALEXY,
Robert. EL CONCEPTO Y LA VALIDEZ DEL DERECHO. Editorial Gedisa, S.A. Barcelona
1994. pág 75
ARISTÓTELES,
Ética Nicomaquea, Editorial Gredos, España, 2008, p. 561
ARISTÓTELES,
Metafísica, Edición electrónica d ela
Escuela de Filosofia Universidad ARCIS, p. 200.
FERRATÉ,
Juan, Líricos Griegos Arcaicos, Seix Barral, Barcelona, 1966, p.363.
PLATÓN, Apología
de Sócrates, en Diálogos Tomo A, Editorial Porrúa, 31a edición, México, 2009.
p. 604.
PLATÓN, La
república o de lo justo, en Diálogos Tomo B, Porrúa, 31a edición, México, 2009,
p.. 456.
ROUSSEAU,
Discurso sobre las ciencias y las artes, trad. Luis Hernández Alfonso,
Editorial Aguilar, Buenos Aires, 1974, p. 161.
SÁNCHEZ
BARROSO, "Vigencia y operatividad d elos principios de la Bioética en la
solución de problemas a partir de la deliberación moral y de la argumentación
jurídica" en Persona y Bioética, volúmen 14, número 2, 2010, pp. 187-204
SPAEMANN,
Robert, Lo natural y lo racional. Ensayos de antropología, Madrid, Ediciones
Rialp, 1989, p. 155
[1]
Parte de los poemas 6 y 7 escritos por Tirteo
de Esparta (siglo VII a.C.) quien, por increíble que parezca, se dedicó a la poesía –cosa atípica para ser
un homoioi Lacedemonio- y que nos
permite conjugar dos ideas posteriores: en primer lugar, el ejército ideal para
Platón (silgo IV y III a. C.) contenido en el libro III de La República para
crear una milicia acondicionada para arrostrar las dificultades como autómatas sin
cuestionar las decisiones y, por otro lado, la frase del poeta romano Horacio
(siglo I a.C.) Dulce et decorum est pro
patria mori, de la cual se vale la película en análisis. Lo anterior nos demuestra
que no hay nada nuevo bajo el sol y el acondicionamiento es y ha estado
presente desde los inicios de nuestra cultura occidental. Sin embargo, con esta
aclaración no pretendemos traslapar categorías y culturas, en especial la
espartana, pues las características propias de Lacedemonia con su peculiar organización política generada por Licurgo,
la hicieron inasequible para los extranjeros; con lo que surgen elementos
diferenciadores del ideal Platónico y de la milicia contemporánea. Pues los homoio, al ser precisamente iguales, tenían por telos el
mantenimiento de su polis a pesar del sacrificio individual debido a su
concepción comunitaria de la vida donde todos trabajaban a favor de todos; cosa
muy diferente a la polis ateniense y al uso actual donde se actúa para
favorecer a unos cuantos. Para conocer los fragmentos de la obra de Tirteo que
nos han llegado Cfr. FERRATÉ, Juan,
Líricos Griegos Arcaicos, Seix Barral, Barcelona, 1966, p.48-60.
[2]
PLATÓN, La república o de lo justo, Porrúa, 31a edición, México, 2009, p. 53
[3]
Rousseau en su Discurso sobre las
ciencias y las artes, nos permite hacer referencia a esta comparativa entre
los originarios de Sibaris y los habitantes de Lacedemonia, donde él prefiere a
los segundos pero no por los mismos fines que Platón o las actuales potencias,
sino por su calidad de vida sencilla en cuanto a bienes se refiere y apegada a
una serie de valores inconmovibles que tiene por teleología al hombre y la
comunidad como tal.
[4]
Cfr. PLATÓN, Apología de Sócrates, en
Diálogos Tomo A, Editorial Porrúa, 31a edición, México, 2009. p. 22
[5]
Al respecto el Estagirita nos señala que
el hombre prudente y moderado es el ser capaz de deliberar rectamente sobre lo
que es bueno y conveniente. Implica un
modo de ser racional, verdadero y práctico, respecto de lo que es bueno para el
hombre. Lo conveniente es encontrar el término medio en una deliberación, pues
cuando tenemos las pasiones de temor, osadía, apetencia, ira, compasión, y
placer y dolor en general, caben el más y el menos, y ninguno de los dos está
bien; pero si tenemos estas pasiones cuando es debido, y por aquellas cosas y
hacia aquellas personas debidas, y por el motivo y de la manera que se debe,
entonces hay un término medio y excelente; y en ello radica, precisamente la
virtud. En las acciones hay también
exceso y defecto y término medio. Ahora, la virtud tiene que ver con pasiones y
acciones, en las cuales el exceso y el defecto yerran y son censurados,
mientras que el término medio es elogiado y acierta; y ambas cosas son propias
de la virtud. Cfr. Ética Nicomaquea 1106b 20-30 1140b 25-30.
[6]
Alexy, Robert. EL CONCEPTO Y LA VALIDEZ DEL DERECHO. Editorial Gedisa, S.A.
Barcelona 1994. pág 75
[7]
Atiende a cuestiones deónticas, entendidas como juicios morales relativos a la
realización de valores.
[8]
Evidentemente atienden a cuestiones axiológicas y son, en palabras de GASSET,
datos de estimación o valoración que refieren a una realidad moral, donde la
ética, precisamente, busca dar contenido a esa experiencia moral, por lo que la
ética se encargará de la gestión de los valores a través de unos deberes, de
contenido racional a la experiencia moral y que tendrán por objeto fortalecer
la riqueza moral de las personas.
[9]
Cfr. SÁNCHEZ BARROSO, "Vigencia
y operatividad de los principios de la Bioética en la solución de problemas a
partir de la deliberación moral y de la argumentación jurídica" en Persona
y Bioética, volumen 14, número 2, 2010, pp. 187-204, donde se establece que la
no maleficencia y la justicia se diferencian de la autonomía y de la
beneficencia en que obligan con independencia de la opinión y voluntad de las
personas implicadas.
[10]
Al respecto Aristóteles en Metafísica señala que el hombre ama sus sentidos,
pues, al margen de su utilidad son amados a causa de sí mismos. En lo que
respecta a la privación de los sentidos y la diferencia entre un ente racional
y un vegetal o animal, Aristóteles manifiesta que se dice si un sujeto no
tienen alguna de las cosas destinadas por naturaleza a ser tenidas, aunque él
no sea apto por naturaleza para tenerla; por ejemplo, se dice que una planta está privada de ojos. En
otro sentido, si, siendo apto por naturaleza, o él o su género, para tenerla,
no la tiene; por ejemplo, de diferente modo están privados de vista un hombre
ciego y un topo; éste, según el género, y aquél, según él mismo. Todavía, si,
siendo apto por naturaleza y cuando es apto por naturaleza para tener algo, no
lo tiene; la ceguera en efecto, es cierta privación pero ciego no es a
cualquier edad, sino a la que uno es apto para tener vista, si no la tiene. Y
de modo semejante también en lo que, y según lo que, y en orden a lo que, y del
modo que uno es apto por naturaleza para tenerlo, sino lo tiene. Lo que
implicará cierta desigualdad para vivir bien, pero en nada afectará al alma
racional propia de la sustancia del hombre. Cfr. ARISTÓTELES, Metafísica, Edición electrónica de la Escuela de Filosofía
Universidad ARCIS, p.71
[11]
En este punto resulta evidente que Johnny no es visto como un fin en sí mismo
sino como un medio, un objeto de carácter instrumental que fomentará el avance
de la medicina militar, con lo que nos encontramos ante una limitación a la
deliberación interna.
[12]
Lo anterior contradice las características de los valores, en especial los
intrínsecos vitales, pues Johnny se mantiene con vida a pesar de las múltiples
limitaciones que le impiden, en términos aristotélicos, vivir bien. Además, por
el hecho de que Johnny ES un una sustancia individual de naturaleza racional, debe ser considerado como tal.
[13]
Para Spaeman, debemos reconocer nuestra dignidad y derechos humanos en tanto
seres racionales y, por tanto, debe respetarse cierto grado de libertad en los
sujetos racionales, a pesar de las características limitadas que pueda tener un
sujeto, pues aun en presencia de minusválidos e incapaces, nos encontramos ante
seres que descienden del hombre y, por lo tanto, debemos respetar en él la
disposición a ser un yo, a la libertad como dignidad. En el caso concreto la
decisión de los militares de sacar a Johnny de la sociedad humana y dejarlo
encerrado en un cuarto le quita su
dignidad y el poder exigir sus derechos
a pesar de haber manifestado racionalidad a través de un lenguaje. Cfr. SPAEMANN,
Robert, Lo natural y lo racional. Ensayos de antropología, Madrid, Ediciones
Rialp, 1989, p. 107-109
[14]
En conceptos Aristotélicos resulta evidente que Johnny no puede ser feliz, pues
por naturaleza, sólo goza de un alma racional y no puede vivir bien por las múltiples
limitaciones corporales que tiene; también resulta evidente que Johnny es
incapaz de construir su felicidad, pues no puede obrar bien en ningún momento. Sin
embargo, no pretendemos adoptar un curso de acción extremo y pretendemos dar
voz a la racionalidad del personaje que, en primer lugar opta por gozar y
utilizar el único sentido del que puede disfrutar, como lo es el tacto, pues
nos parece una salida fácil el matar a Johnny, cuestión en la que sólo estaría
de acuerdo si esa hubiera sido su primera elección o, con posterioridad a
cumplir su voluntad de utilizar su sentido del tacto, decide que es prudente
morir, pero no antes.
[15]
Se reitera que Johnny es una sustancia individual de naturaleza racional que a
través de un logos limitado como lo es la clave Morse, logra comunicarse con el
mundo exterior y manifestar sus deseos. Por lo que sigue siendo persona aunque esté extremadamente limitado y
debe ser respetado. Lo que nos lleva a afirmar que la independencia y dignidad
ontológica de la persona estriba en que a ningún hombre le corresponde juzgar
si otro hombre posee los rasgos fundamentales de la naturaleza humana.