“El Derecho es una religión” está afirmación me causó grandes conflictos intelectuales y emocionales; pensar en el miedo y la soledad fue algo caótico; ver una película japonesa para que me preguntaran ¿Qué viste? Y responder con un: “vi un bosque, a tres personas, vi que se estaban peleando, vi que estaba lloviendo….”, me ocasionó un fuerte dolor de cabeza.
¿Cómo era posible pasar de largo las teorías jurídicas “contemporáneas” donde autores como Hart, Kelsen, Austin, Bentham, Lhumann fueron mis principales referentes el semestre pasado y pensar en un tipejo que, en el mejor de los casos, usaba cubre rabos, apenas hablaba, tenía miedo, era frágil y que bautizamos con el nombre de Nugudu? En fin, en el inicio todo era caos y sólo caos.
Afortunadamente, fui entendiendo el contexto en el que se desarrollaron nuestras clases y con ello divisar un panorama mucho más amplio y complejo de ese producto de la técnica social que denominados Derecho. Pude relacionarlo con cuestiones psicológicas como el miedo y la soledad, económicas, como el poder de las corporaciones en nuestro mundo global, antropológicas, como el desarrollo histórico del hombre que, para no sentirse solo, busca congregarse y crear ciertos vínculos de identidad, pero que, paradójicamente, hoy se siente más solo que nunca; políticas, culturales, al relacionarlo con todo aquello que conforma la identidad de un Estado moderno y posmoderno y religiosas que me hicieron aceptar, que el Derecho es, un sistema de religación humana.
Dicen que en la licenciatura nos enseñan cuestiones sustantivas, técnicas y procedimentales que nos permitirán ser Abogados de la ley y con Código en mano, seremos capaces de poner en marcha la maquinaria estatal para obtener un resultado determinado. Por su parte, dicen que en la Maestría de la UNAM, aprendes, entre otras muchas cosas, la teleología, ontología, axiología y filosofía del Derecho con una perspectiva multi, trans e interdisciplinaria, cuestión que en el caso concreto fue debidamente cubierta sin necesidad de citar a ningún autor de alguna Teoría Jurídica Contemporánea.
En fin, no me queda más que agradecer el desarrollo sistemático, claro y objetivo de las clases, pues me permitió adentrarme en una perspectiva mucho más amplia y rica de la Filosofía Jurídica conjugada con un poco de antropología.
Ya ha acabado el año. Debes hacer un Meme (lo mejor de lo mejor del año en relación a tus lecturas)!!!!
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