La corporación

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Indiferencia a los sentimientos de los otros, incapacidad para mantener relaciones duraderas, indiferencia por la seguridad de otros, mentir por lucro, incapacidad de experimentar culpa e incapacidad para cumplir normas sociales, pero a pesar de todo, dinero, poder y control. ¿A quién me refiero? Bien podría ser la descripción ligera de un exitoso hombre de negocios, soltero, con una casa bellísima, un carro de lujo y una mujer hermosa como trofeo, perdón, como pareja.  Para sus más cercanos colaboradores podría ser más que un ser sin escrúpulos y oportunista, pero también, sería un ser envidiado por el grueso de la población que sobrevive con un salario mínimo y cuyo patrimonio es indigno. 

Ese es, en pocas palabras, el sinónimo de éxito dentro de nuestra sociedad capitalista, donde el dinero mueve montañas y las grandes corporaciones, como una de las grandes ficciones del orden jurídico mundial, han permitido que unos pocos generen riqueza con la privatización de los recursos naturales y la explotación de la mano de obra capacitada o no.

Esto es en esencia, lo que nos muestra La corporación, documental canadiense que concluye manifestando que depende del grueso de la población generar el cambio e impedir que esas grandes corporaciones sigan siendo un centro de imputaciones normativas que en vez de velar por el bien común, siempre buscarán un lucro, sin importar las afectaciones económicas, políticas, sociales, culturales y ambientales que su actividad genere. 

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