Jane Eyre de Charlotte Brontë

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¡Tengo un personaje femenino favorito!

Y cómo no otorgarle ese humilde galardón a Jane Eyre, su historia constante de lucha, esfuerzo, sufrimiento, dulzura y amor son llevados de manera excelsa por su autora Charlotte Brontë, analicemos algunos de los puntos que me agradan de este personaje:

Jane, es fuerte, orgullosa, trabajadora, inteligente y perspicaz, tiene el tesón suficiente para enfrentar a los personajes que son contrarios a su voluntad y a la razón, tales como  su tía la Sra. Reed a quien, con la tierna edad de diez años, le procura una serie de anatemas que ni un adulto encolerizado habría sido capaz de presentar tan nítidamente como Jane lo hace.

También tiene fuerza con el Sr. Rochester cuando éste le propone matrimonio y se dedica a cortejarla, podría pensarse que estaría fascinada con la propuesta del hombre al que había amado en secreto durante tanto tiempo, pero en cambio su actitud es contraria a toda lógica, se muestra fría y seca para con su amado.

En mi opinión, el pensamiento de Jane es propio de las mujeres, frío y calculador, pues reconoce que ama a Rochester  “más de lo que podría decir, pero no he de caer en excesos de sentimentalismo; y con mis respuestas te mantendré también a la distancia; una distancia entre ambos que ha de resultar ventajosa para los dos”, p271. Como buen lector y atendiendo a las múltiples ocasiones en que Brontë permite y fomenta una interacción surgieron en ese momento varios pensamientos ardientes, tales como: ¿Qué diablos? Si lo tienes, es tuyo, si se aman mutuamente, ¡al diablo! Bésalo y amalo, has esperado tanto y decides hacerlo y hacerte sufrir, demuéstrale tu amor con un carajo! ¡Tal vez mañana ya no esté a tu lado!

Pero bueno, basta de emociones radicales y veamos el razonamiento de Eyre, quien considera que “una sumisión de cordero y una sensibilidad de tórtola, aparte de fomentar más su despotismo, hubiese agradado menos a su razón, a su sentido común y hasta a su gusto”, a lo que no me queda más que reafirmar mi dicho: mujeres frías y calculadoras. Ello no le quita cierto pedazo de verdad, ya que en toda relación, en  mayor o menor grado, nos gusta que nos traten mal.

Por el otro lado Jane puede mostrarse sumisa y maleable ante otro espíritu igual de fuerte y decidido que la Sra. Reed o su querido Eduardo, hablo de St. Jhons, un hombre dedicado al cien por ciento a la vida eclesiástica que en muchas ocasiones domina y maneja a placer a Jane hasta el punto de casi convencerla de ser su esposa; afortunadamente eso no ocurre y Jane logra escapar de una vida triste y sin sentido.  

Como corolario a lo anterior  podríamos señalar a la propia Jane quien al respecto reconoce: “no veía término medio; nunca lo tuve, en mi vida, durante mis tratos con caracteres positivos y enérgicos, contrarios al mío, entre la sumisión absoluta y la rebeldía franca”. p399

En cuanto al estilo de la novela, en ocasiones se vuelve un poco lento pero eso no demerita el cuidado y detalle que tiene Brontë para describir a sus personajes y los lugares en que éstos conviven (no como otros autores que dejan todo a la mayor liberalidad y permiten cambiarle el color de piel, ojos y pelo a sus personajes a placer).

Además, tiene un manejo excelente de la trama, poco a poco regala nuevos elementos que parecen no tener importancia, pero al final, con un golpe certero y veloz conjunta todo para darle una voltereta inesperada a la historia y asombrar al lector en más de una ocasión.

Un recurso que es muy de mi agrado son los constantes llamamientos al “lector”, eso te permite recobrar el interés en la historia. Es como si estuvieras en una conferencia, en la escuela o algo similar y cuando empiezas a perder el interés en lo que se dice, el expositor se dirige hacia ti para aclarar, para preguntar, para solicitar una prórroga a un cuestionamiento apenas surgido,  o para recordar un episodio pasado ¿No te ha has encontrado en esa situación lector?

Una cereza al pastel de Brontë es la introducción de personajes tan pasajeros e inesperados como el perro Pilot o Carlo y las cornejas que analizan a Jane mientras decide regresar a la casa de Rochester, pequeñeces y personajes que si bien podían haber sido inexistentes le dan realce y mayor vida a su obra.

En fin, he quedado embelesado con la obra de Brontë y sólo me queda agradecer a la persona quien me propuso esta lectura para unas semanas de “claustro obligado”. Ahora sólo me falta ver la película.

Gracias Liliana =)

Pd. Ello no implica que vaya a leer cazadores de sombras. 

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