Levedad o peso, esa es la dicotomía propia de la vida que Milan Kundera representa a través de una de sus mejores novelas. Mediante su mimesis poiética nos pregunta si resulta verdaderamente terrible el peso y maravillosa la levedad. Afirma que la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, lo haga volar hacia lo alto o lo lleve a la profundidad de los mares y se distancie de la tierra, de su terreno y que sus movimientos sean tan libres como insignificantes al carecer de cimientos adecuados. De este modo, la piedra en bruto, la vida ligera está llena de pasiones, vicios y ambrosías sibaritas que al primer atisbo de los aciagos y pesados fardos de la responsabilidad, lo “oportuno” por usar un eufemismo y no llamarlo estulticia y mediocridad, es huir de aquello que nos pide compromiso, trabajo y esfuerzo.
Por el contrario, el peso, el pulir nuestra piedra, resulta a primera vista un pesado, terrible y maldito fardo que tiene la capacidad de destrozarnos, derribarnos y aplastarnos en contra de la tierra, pues el hombre tiene que hacerse responsable de sus actos y omisiones y actuar en consecuencia pero si no contamos con una fortaleza Heraclea, podríamos derrumbarnos o quebrarnos ante nuestra pesada carga y añorar una vida ligera.
De esta forma Kundera ejemplifica la indefectible esclavitud a la que se encuentra sujeta el hombre… la libertad de elección entre acciones u omisiones que impliquen una vida ardua pero virtuosa o, en su caso, un camino sencillo y profano que cubra todas y cada una de nuestras necesidades inmediatas pero que al final nos dejarán con el terrible sinsabor que acarrea “La insoportable levedad del ser”.
Pocos han sido los libros que me han cautivado desde sus primeras páginas y creo que ninguno ha mantenido ese interés tan febril hasta sus últimas páginas. “La insoportable levedad del ser” cumplió con gran beneplácito esa primera parte y sus primeras 42 hojas que hacen una referencia general y abstracta del peso del compromiso y la levedad de escapar de ellos, fluyeron rápida y copiosamente, había instantes en los que me sentía plenamente identificado con lo que se describía y hasta tenía miedo de seguir leyendo y descubrir mis defectos, vicios y virtudes descritos a cabalidad en una novela.
Después, la historia se vuelve concreta, Kundera desarrolla los conceptos de peso y levedad con sus personajes, quienes en todo momento tendrán que decidir qué es lo que quieren, una vida ligera sin compromiso ante nadie ni ante nada o una vida que en ocasiones puede generarte un fardo de compromisos, responsabilidades y preocupaciones. Ambos caminos inician en un mismo sitio pero poco a poco se irán distanciando y volviendo más diferentes entre sí.
En conclusión, una excelente novela que te dejará mucho que pensar sobre cómo tomas tus decisiones y si prefieres la vida ligera de Parménides o el Es muss sein de Bethoven, en fin, les dejo algunas de mis citas favoritas:
- El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores… No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo.
- Una decisión de peso, va unida a la voz del Destino; el peso, la necesidad y el valor son tres conceptos internamente unidos: sólo aquello que es necesario tiene peso; solo aquello que tiene peso, vale.
- Quería interrumpir el dolor del alma mediante el dolor del cuerpo…. y se metía agujas bajo las uñas.
- Hacer el amor con una mujer y dormir con una mujer son dos pasiones no sólo distintas sino casi contradictorias. El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer).
- Pagó, salió del restaurante y se puso a pasear por las calles, lleno de una melancolía que se hacía cada vez más hermosa. Había pasado siete años de su vida con Teresa y ahora comprobaba que aquellos años eran más hermosos en el recuerdo que cuando los había vivido.
- Intuía que, si se reunía con alguna mujer, el recuerdo de Teresa se haría al instante insoportablemente doloroso.
- No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos.
- Todos consideramos impensable que el amor de nuestra vida pueda ser algo leve, sin peso; creemos que nuestro amor es algo que tenía que ser; que sin él nuestra vida no sería nuestra vida…al final nos damos cuenta que nuestra creencia no va acompañada de un “tenía que ser” sino de un “también podía haber sido de otro modo”.
- El hombre, llevado por su sentido de la belleza, convierte un acontecimiento casual en un motivo que pasa ya a formar parte de la composición de su vida. Regresa a él, lo repite, lo varía, lo desarrolla como el compositor el tema de su sonata.
- Aquel que no piensa en el cuerpo se convierte más fácilmente en su víctima.
- Mientras las personas son jóvenes y la composición musical de su vida está aún en sus primeros compases, pueden escribirla juntas e intercambiarse motivos (tal como Tomás y Sabina se intercambiaron el motivo del sombrero hongo), pero cuando se encuentran y son ya mayores, sus composiciones musicales están ya más o menos cerradas y cada palabra, cada objeto, SIGNIFICA una cosa distinta en la composición de la una y en la de la otra.
Estoy en definitivo acuerdo con el autor de este texto, la novela es cautivadora, envuelve al lector con el uso del nexo principal que se tiene como humano en relación con el protagonista; la toma de decisiones debe ser firme y tiene un peso enorme realizarlas concientemente según el efecto, porque es verídica la afirmación "Una decisión de peso, va unida a la voz del Destino", me gustó mucho su entrada, me pareció interesante citar las favoritas, que en lo personal mis predilectas son las primeras dos y la cuarta, y, más aún la primera, por su esencia, por esto hago énfasis en la obra de mi cómico preferido Charles Chaplin en su escrito "El Teatro de la Vida"; "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos...". Y siempre será positivo el peso, pienso que el hombre que decida vivir en la levedad no puede llegar a situarse en la cima de una elevada montaña, "La grandeza del hombre consiste en que carga con su destino como Atlas cargaba con la esfera celeste a sus espaldas"
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