La patria de Alonso Quijano

0
Abre los ojos, deseada patria, y mira que vuelve a ti Sancho Panza, tu hijo, si no muy rico, muy bien azotado. Abre los brazos y recibe también tu hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo; que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede. Dineros llevo, porque si buenos azotes me daban, bien caballero me iba.”

Este es uno de los pasajes de las aventuras de Alonso Quijano de los que más me recuerdo, durante sus travesías y aventuras tanto él como su buen escudero Sancho Panza añoran esa patria donde lo que más se exalta no es la de un Estado  Nación moderno,  por el contrario, como diría Vargas Llosa, la patria es un espacio concreto y humano, un paisaje, unas gentes, unos usos y costumbres, esas pequeñas comunidades donde han dejado amores, amigos, familias, viviendas y animales con irreprimible nostalgia, es decir, el amor al terruño y a los suyos, a la memoria y al pasado familiar y que tanto el hombre como la mujer conservan en sus recuerdos como un patrimonio personal.

Es así que en los viajes del Quijote, los personajes se presentan haciendo referencia a esa pequeña patria de la cual son originarios y la cual resulta ser su mejor credencial, no por nada Alonso Quijano decide llevar en su nombre el de su patria misma:

"quiso ponerse nombre a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote. [...] Quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de su patria y llamarse «don Quijote de la Mancha», con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba".

Como nosotros sabemos esta es una concepción con un tono de feudalismo en sus entrañas pero con el paso del tiempo va desmaterializándose para dar paso a la modernidad, donde la raza, la lengua, la religión, el orden jurídico y la legalidad como ideología colectivista, definirá y religará a los individuos como pertenecientes a un conglomerado humano. 

Sin comentarios