Niké honra nuestra historia

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La Columna Trajana en Roma, la Colonne de Juillet en la  Plaza de la Bastilla en París,  la Siegessäule de Berlín, son monumentos muy similares a nuestra columna de la independencia, pero cada una con su historia, simbolismo y características propias.

Nuestra columna es custodiada en cuatro esquinas por  La Paz, la Guerra, la Justicia y la Ley en sus respectivos pedestales que son las encargadas de honrar la vida y obra de los precursores, consumadores, caudillos,  guerrilleros, escritores, congresistas, heroínas y conspiradores de nuestra independencia nacional,  en la columna los ocho próceres de la independencia son inmortalizados con sus nombres: Iturbide, Allende, Mier y Terán, Galeana, Guadalupe Victoria , Rayón, Matamoros y Aldama.

En lo alto Niké, la victoria alada, rompe con su mano izquierda una cadena con tres eslabones, símbolo de tres siglos de dominación española y, con su mano derecha, honra a los héroes que nos dieron patria con una corona de laurel.

En el interior de la columna reposan, por lo general,  los restos de Morelos, Bravo, Matamoros, Guadalupe Victoria, Guerrero, Quintana Roo, Leona Vicario, Hidalgo, Allende y Aldama.

Todos estos nombres son conocidos por todos los mexicanos en mayor o menor grado, sin embargo hay que preguntarnos quién era Guillén Lombardo, pues al ingresar a la parte baja de nuestro mausoleo observamos una estatua de tamaño natural de este personaje irlandés del siglo XVII.

Guillén de Lampart o Guillén Lombardo fue un inmigrante irlandés de ideología liberal que mediante la falsificación de documentos se haría pasar por hijo de Felipe III, con la finalidad de usurpar el puesto del virrey con ello liberal a indígenas, negros y mestizos del yugo español en el año de 1642, desafortunadamente este primer intento de emancipación fue evitado abruptamente por el Santo Oficio y el Consejo de Indias, con lo que se decidió acabar con la vida de este personaje poco conocido para nosotros.

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