Ante el constante aumento de violencia en los estados del norte del país –por no decir que generalizado a todas las entidades-, un periódico de circulación local en Tijuana denominado El Diario, ha optado desesperadamente por preguntarle a los narcotraficantes que se disputan la plaza ¿qué quieren y qué esperan de los medios de comunicación? Para evitar con ello que la sangre de sus compañeros periodistas sea derramada como tributo a una guerra que muestra dos frentes, en primer lugar, entre esos poderes de facto en que se han convertido los narcotraficantes y en segundo lugar, entre estos y la ya debilitada fuerza del Estado que en vez de crear seguridad, demuestra un vacío de poder en medio de un entorno en el que ya no existen las garantías suficientes para que los ciudadanos desarrollen su vida y sus actividades con un mínimo de seguridad, generando con ello caos y miedo.
La Casa Editora considera que: “ en estos momentos no le hallamos sentido a seguir poniendo en riesgo la seguridad de tantos compañeros para que sus vidas tan valiosas sean utilizadas como vehículos de mensajes, cifrados o no, entre las diversas organizaciones, o de éstas hacia las autoridades oficiales. Hasta en la guerra hay reglas. Y en cualquier conflagración existen protocolos o garantías hacia los bandos en conflicto, para salvaguardar la integridad de los periodistas que las cubren. Por ello les reiteramos, señores de las diversas organizaciones del narcotráfico, que nos expliquen qué quieren de nosotros para dejar de pagar tributo con la vida de nuestros compañeros…”
En conclusión, violencia constante, homicidios, tortura, escepticismos hacia las autoridades, surgimiento de nuevos poderes de facto, mantas con narcomensajes, amenazas que en más de una ocasión han sido cumplidas, impunidad, corrupción, caos y miedo generalizado han sido los detonantes para que algunos medios de comunicación busquen una tregua con los narcotraficantes y evitar con ello dejar su vida en el desempeño de su profesión.