Películas como Agora, En el nombre de la rosa y la Pontifice, nos dejan muy en claro las grandes diferencias entre episteme y doxa así como la gran influencia que ha tenido la religión para implantar mitos y ritos que escapan a toda racionalidad, único punto al que haremos referencia en esta entrada. En “La Pontifice” se nos presenta la vida de Johanna, mujer que a pesar de las limitaciones impuestas por su época año 814 d.C., se abre camino en un mundo lleno de prejuicios irracionales hacia la capacidad de aprendizaje e inteligencia de las mujeres.
Johana es hija de un sacerdote rural y gracias a su avidez de conocimiento aprende a leer y escribir en latín y griego, posee una capacidad de análisis e interpretación envidiables y siempre intenta obtener un conocimiento mayo, estas características poco propias de una mujer de aldea, le permiten ser considerada por varios mandos eclesiásticos para obtener una educación religiosa y así, estar cerca de las múltiples obras prohibidas y permitidas en poder de la Iglesia, evidentemente no le es nada fácil sobresalir en un mundo gobernado por los hombres, pero Johana demuestra tener la fortaleza y temperamento para enfrentar cualquier reto por difícil que parezca, demostrándonos por medio del camino experimental y no simplemente de las opiniones, que las mujeres pueden realizar cualquier actividad razonada con igual o mejor calidad que el denominado sexo fuerte.
